Una señal Faztidiosa en la ciudad
- Faztidio

- 10 jun
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Una vez, hace mucho tiempo, FAZTIDIO se dirigía a dibujar la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Caminando alrededor de la estructura y mirándola meticulosamente para ver qué parte se pondría a dibujar, notó una marca curiosa en una de sus paredes, algo borrosa y antigua pero se podía entender. Era una letra “F” de estilo gótico, con un lápiz en su interior. Intrigado y fascinado, decidió investigar su origen. Y al recorrer otras edificaciones de estilo gótico en la ciudad, descubrió que este símbolo se repetía en varios lugares. Profundizando en su investigación, halló que detrás de ese patrón había una antigua historia familiar.
Resultó que un antepasado de Faztidio había sido el primer arquitecto creativista de la ciudad en la época de 1940. Su tatara-tatara-tatara abuelo fue un referente para muchos proyectos de construcción de su época. Trabajó durante años en diversas obras y construcciones que llevaban sus ideas y su creatividad porque tenía un talento innato. A los dos años, antes de aprender a hablar, construyó la casa del perro, a sus siete construyó una casa a sus padres y a sus quince ya se había graduado de arquitectura en la Universidad del Creativismo. Después, trabajó en varios proyectos para la ciudad, para iglesias y empresas privadas. Pero su nombre no se recordó ni se reconoció en la ciudad y eso llevó la investigación a un nivel más profundo. Se encontró que lo más sorprendente era que no había registros oficiales de su participación en ninguna de estas construcciones. No figuraba en planos, ni archivos municipales. Fue entonces cuando, revisando antiguos periódicos en la biblioteca, apareció una noticia de los años 60 que decía:
“Reconocido arquitecto genera polémica tras hallar su firma en diferentes edificaciones”
Aquel hecho lo marcó para siempre. Fue acusado de vándalo y su prestigio se vino abajo. Sus trabajos eran para el gobierno, y por protocolo, no debían llevar firma las obras. Sin embargo, este arquitecto —tan meticuloso como faztidioso— solía dejar pequeñas firmas escondidas en ladrillos, cemento y estructuras metálicas.
No es un crimen, pero eran otros tiempos. A los artistas se los trataba muy distinto entonces. Después del escándalo, nunca más se supo de él. Se rumorea que construyó una habitación secreta en alguna de sus edificaciones, oculta para todos y ausente de cualquier plano. Y que allí, quizás, aún habita su espíritu creativo.
En honor a mi ancestro y al legado creativista que me dejó, hoy queremos rendir homenaje a su obra y creatividad, recuperando aquella irónica firma-sello-logo que lo distinguía y que, en su momento, causó tanta polémica.
Esta colección lleva la “F” en el pecho con orgullo y honor, acompañada de un diseño sobrio que resalta ese singular y poderoso símbolo.





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